Wednesday, November 17, 2010

Querida Jackie

Hemos venido reprimiendo sentimientos por muchos años. Nuestro sistema político y socioeconómico es injusto porque le permite al rico crecer con facilidad y le dificulta al pobre salir adelante. Hubo un cambio de la generación de nuestros padres a la nuestra. Eso genera una presión social que se manifiesta en pequeñas detonaciones de violencia por aquí y por allá. No sólo los asesinatos son manifestación de violencia. Un accidente de tránsito también lo es. Al igual que un insulto o un chiste insensible con otra cultura. Creemos que está bien hacer chistes peyorativos cuando en realidad no lo está. Porque no sabemos lo que se siente vivir en otro país y que los pobladores locales constantemente hagan bromas sobre mí, sobre mi cultura, y más ofensivo aún, sobre mis carencias. La trágica muerte de un ser humano en las fauces de un animal fue motivo de chiste en Costa Rica por meses y años. Qué vergüenza.

Más allá de la violencia directa de un ser humano agrediendo a otro física o verbalmente, está la violencia estructural, que es esa injusticia que mencionaba atrás. Nos hemos economizado millones en armas y los hemos invertido en gasto social, sobre todo salud y educación. Nada más virtuoso que eso. Lo que evadimos de impuestos -los ricos, que somos los que tenemos medios para evadir y necesidad de guardar o gastar un poquitico más a fin de año- es dinero que el rico le roba al pobre. Si el pobre se diera cuenta...Porque el tejido social es de todos, a todos nos debería importar cuánto se cobra de impuestos, cuánto se paga y se deja de pagar, quién lo administra, en qué se gasta el dinero, cómo se gasta, quién lo cuida, cómo lo cuida, y sobre todo, hacer un exhaustivo análisis de costos y beneficios a largo plazo para determinar, con números claros, cuánto dinero necesita el estado para erradicar la pobreza, para modernizar un sistema de salud que se quedó en los años 70s, para instalar una computadora para cada niño de escuela, para desarrollar la infraestructura requerida los próximos 40 años, para invertir en energías renovables, para aumentar la cobertura de áreas de conservación, para crear un fondo de becas para educación superior, para actualizar el transporte público a estándares de siglo XXI, entre otras.

Las soluciones para el problema tributario están a la mano. El gobierno digital permitiría que se sincronicen todos los movimientos registrales en el Registro Público con los bancos estatales y los bancos que ofrecen sistemas crediticios, y con la Tributación Directa. Basta un sencillo software que sin duda puede ser desarrollado en Costa Rica y por costarricenses, el país que más software exporta en América Latina. Esto permitiría identificar quién y cuánto está dejando de pagar por una jugarreta sucia de las que somos tan conocidos los notarios públicos para que el cliente no tenga que pagar tanto por disfrutar de los lujos que le permite tener un país de paz. Dije país de paz? Sí, ese es el discurso y ha sido la práctica por medio siglo. Pero desde hace 15 años el deterioro en el tejido social ha hecho de la violencia una vertiginosa tendencia de aumento en delitos contra la vida humana y la propiedad privada. Si seguimos así, pronto no tendremos gusto los ricos de disfrutar de nuestros lujos en paz, para evitar un bajonazo. O ya está sucediendo?

La crisis con Nicaragua tiene muchas oportunidades para aprender algunas lecciones que debemos aprender de una vez por todas si queremos llegar a ser un país desarrollado algún día, ojalá pronto. Una de las lecciones es que no es culpa de ningún extranjero el que nos hayamos desenamorado de nosotros mismos y hayamos descuidado a los nuestros que más lo necesitan. No sólo me refiero a los costarricenses pobres que aún arrastran las secuelas de la crisis económica de hace 30 años, sino a todo aquel que por decisión propia haya cruzado la frontera para buscar un mejor futuro en nuestro país. Para ellos también es merecedor un porvenir más próspero, más seguro, más feliz.

Abrazos, Álvaro.

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