Sunday, July 15, 2007

Análisis transformativo del TLC

El Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana (TLC) conforma un conflicto plenamente articulado: tiene por lo menos dos bandos de actores claramente definidos -los del SÍ y los del NO; tiene actitudes violentas en ambos lados, tiene comportamientos violentos en ambos lados; y tiene una incompatibilidad de metas esencial, pues unos quieren aprobarlo y otros quieren reprobarlo. En presencia de un conflicto de tal envergadura, corresponde un análisis que ofrezca un diagnóstico a partir del cual proponer vías de transformación.

Este conflicto se ve de dos maneras, en dos espirales que se mueven en sentido contrario: la primera, que denominaremos "micro-TLC", inicia en la parte mayor de la espiral a nivel macro, que entiende el entorno global en el que el país está inmerso según los tiempos en los que vivimos y la región en la que estamos ubicados, y se mueve hacia lo interno de la espiral hasta llegar al punto central donde se ubica Costa Rica. Así, se rescatan algunos elementos clave: 1. todavía a nivel mundial la economía gobierna, pues son los países más poderosos y las compañías más grandes las que generan más empleo, realizan más investigación y desarrollo en ciencia y tecnología y van a la vanguardia en paradigmas que intentan posicionar globalmente; 2. la ciencia y la tecnología dictan el rumbo a seguir no sólo para los descubridores, patentadores e inventores, sino para todos; 3. la educación es el vehículo de democratización del poder económico y político, pues es la gente que tiene conocimiento intelectual la que más acceso tendrá a usar la ciencia y la tecnología productivamente; 4. la docencia es, pues, agente de reducción de pobreza y de generación de riqueza: hace 500 años el poder lo tenía el que era dueño de la tierra; hace 50 años, el poder lo tenía el que era dueño de las máquinas, y hoy el poder lo tiene el que posee el conocimiento.

Esa relación tripartita entre economía, ciencia y tecnología, y educación genera una dinámica de creciente desarrollo del que se ha beneficiado la civilización entera a lo largo de los últimos 500 años. Sin embargo, no ha sido suficiente un capitalismo excelente en la generación de la riqueza, pues le ha faltado un componente de distribución de dicha riqueza, de manera que se logren evitar las 100.000 muertes por causas prevenibles que afectan a la humanidad cada día, principalmente en Asia, África y Latinoamérica. Según lo mencionaba Bill Gates en el recibimiento del doctorado honoris causa que le presentó la Universidad de Harvard, "debemos desarrollar un capitalismo más creativo de manera que más gente pueda lucrar, o al menos ganarse la vida, sirviéndole a aquellos que sufren de las mayores inequidades."

La historia reciente de la humanidad nos demuestra, además, que el dualismo en el que estuvimos metidos durante la Guerra Fría, entre capitalismo y comunismo, ha sido superado por un esquema plurilateral de ideologías, de fuentes de generación de riqueza y de métodos de distrubución de esa riqueza generada. Los países escandinavos son, hoy por hoy, los mejores ejemplos que ha conocido nuestra humanidad en eficiencia en la generación y eficacia en la distribución de la riqueza. Se podría argüir que países como Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia han encontrado la fórmula ideal del capitalismo socialista. Ambas tendencias no son incompatibles, y le viene bien a la discusión del TLC entender esta nueva realidad mundial.

Esta visión "micro-TLC" concibe al mundo como el aspecto principal en el que está posicionado el país, y al TLC como el elemento diminuto a la par de la Gran Realidad Global en que vivimos. Así, temas como el petróleo, las guerras, las muertes por causas prevenibles como la hambruna y la enfermedad, los descubrimientos científicos, las nuevas formas de creación de la riqueza y el cambio climático, dominan la escena mundial. De igual forma, se ha terminado ya la hegemonía "capitalista, judeocristiana occidental" para el que fuimos adoctrinados, pues ahora es obligatorio mirar hacia China e India, donde está la mitad del mundo más próspera hoy por hoy. Y finalmente, arribando al centro de la espiral, está Costa Rica, con su enorme liderazgo en desmilitarización, turismo sostenible, investigación en biodiversidad, y éxito en comercio exterior.

La segunda espiral, denominada "macro-TLC", coloca en la parte más abierta de la espiral al TLC como si fuera lo más importante para el país, y se mueve hacia el centro de la espiral, donde se encuentra el mundo, como si fuera lo menos importante. Aquí se ven cientos de células sociales que alegan tener la razón esencial de oposición al TLC: encarecimiento de genéricos, comercio inmoral de órganos humanos, pérdida de autonomía municipal, privatización del ICE, terminación de la educación pública, gratuita, obligatoria y costeada por el Estado, riesgo a la salud pública, empobrecimiento de la población, mayor enriquecimiento de los ricos, inconstitucionalidad, pérdida de soberanía, ruina del sector agrícola, eliminación de las brigadas de bomberos, hurto de las aguas potables, suspensión de las garantías sociales, entre otras. No parece importar si estas razones se basan en verdades constatables científicamente. Basta que los argumentos sean creíbles, y de ahí devienen en creencias que se contagian cual epidemia de manera eficaz, en especial por la población menos conocedora del texto del TLC y del entorno global en el que se encuentra el país.

Esta visión "macro-TLC" también se ve alimentada por un vacío de poder que ha dejado la ruptura del modelo bipartidista que gobernó Costa Rica durante la segunda mitad del Siglo XX. En ese vacío de poder, surgen otras fuerzas que aprovechan las oportunidades y se posicionan, en parte utilizando la oposición al TLC como su bandera y su misión, con lo cual la discusión se ha politizado al punto de que la decisión final sobre el tema se tomará en las urnas.

Finalmente, ese enorme lente de aumento que ve el TLC como lo más importante del país, impide ver la profunda escisión que ha sufrido el tejido social costarricense, polarizando a la población entera y obligándola a tomar partido entre un SÍ o un NO, justo cuando el mundo había empezado a dejar de ser dual.

A manera de diagnóstico, pareciera que hay un punto de inflexión entre ambas espirales, y es la errónea premisa de que "libre comercio" significa "comercio sin regulaciones", cuando en realidad significa "comercio sin aranceles." Este es, quizás, el punto de inflexión entre ambos modelos de análisis en espiral. Entonces, parte de la población se opone al "comercio sin regulaciones" mientras que otra parte aboga por el "comercio sin aranceles", cuando en realidad están hablando de lo mismo, sólo que no hay claridad del concepto. Y no tiene por qué haberlo: el libre comercio es un elemento conceptual de la economía de mercado, del que formamos parte todos, pero que ha sido secuestrado por los técnicos expertos en comercio internacional. Por esta razón el concepto no ha permeado en la población, que son los que primordialmente deberían comprender el concepto para validar el modelo. De lo contrario, se corren al menos tres riesgos de alto costo: perder en las urnas el modelo económico seguido por el país en las últimas dos décadas; ser mucho menos eficientes de lo que podríamos ser como país para insertarnos en la economía mundial; y más importante que todo, profundizar la escisión que ha partido en dos el tejido social del país.

Otra observación del diagnóstico es que pareciera que el subdesarrollo es una cuestión de actitud: cada pueblo decide si quiere ser desarrollado o no, de la misma manera como los individuos lo hacen. Por eso, hay personas desarrolladas en comunidades donde otros, con las mismas oportunidades, no tienen el mismo grado de desarrollo, y países desarrollados en un mundo donde, con igualdad de oportunidades, hay otros que no lo han logrado igual. Entonces, dentro de todas las decisiones que tiene que tomar la nación, o sea, cada ciudadano, es si quiere algún día ser desarrollado, o si se conforma con mantenerse en "vías de desarrollo," que es donde la nación ha estado por los últimos doscientos años.