Friday, June 08, 2007

Galgos y podencos

Recuerdo alguna vez que escuché la fábula de unos conejos que discutían entre sí, mientras veían, a lo lejos, a una jauría de perros que se acercaba bulliciosamente hacia ellos. "Son galgos", decían unos; "no, son podencos", decían otros. Acalorada la discusión, se acusaban vehementemente unos a otros de ser ignorantes y no saber de lo que hablaban. Mientras tanto, los perros se seguían acercando.

El final del cuento no es feliz: llegaron los perros, galgos o podencos, y se comieron a los conejos.

Moralejas hay muchas. La que más me interesa rescatar en este momento, sobre todo viendo la situación de mi querida Costa Rica, es la forma como se dilapida el tiempo, como si sólo corriera para nosotros. Mientras la pequeña Costa Rica decide si sigue o no por la ruta de la apertura comercial que acontece en prácticamente el mundo entero desde hace unos 20 años, ese resto del mundo continúa sus procesos de apertura, de estrechamiento de lazos comerciales, de promoción de la paz por medio del comercio -como lo ha hecho la civilización humana por milenios- y actualizándose en cuanto a las mejores prácticas para desarrollarse, promover la coexistencia pacífica de sus ciudadanos, enriquecer la calidad de vida por medio de la diversidad que brota gracias al intercambio, y siendo eficaces como pueblo, o sea, produciendo lo suficiente para que nadie viva por debajo de un estándar mínimo de bienestar.

A nuestro país le falta realmente poco. Si nos comparamos con los grandes problemas que tiene la mayoría de pueblos del mundo, los grandes problemas nuestros son bastante accesibles para ser resueltos por un pueblo organizado y proactivo en unos 20 años.

Tal vez lo que nos falta es mayor noción de que el tiempo transcurrirá, y de que 20 años pasarán, hagamos lo que hagamos al respecto. Nos falta entender que no importa a quién elijamos cada cuatro años, si no hay seguimiento de tres o cuatro políticas de Estado fundamentales, no avanzaremos o más bien retrocederemos en nuestro afán por convertirnos en una sociedad desarrollada.

Quizás el problema sea otro: que tengamos la creencia de que no existe un mundo mejor que este en el que vivimos en nuestra diminuta Costa Rica. Y lo cierto es que podemos mejorar mucho, y para eso nos sirve conocer de las virtudes y bondades de otros países para usarlos como modelos a seguir en aquello que hacen mejor. Por ejemplo, la capacidad comercial, doméstica e internacional, estadounidense; el sistema educativo finlandés; la generación de emprendedores tailandesa; la concesión de obra pública en Singapur y Malasia; la investigación en biodiversidad y nanotecnología alemana; la seguridad social noruega; la diversidad intercultural brasileña; el desarrollo artístico ruso; los deseos de salir adelante de los surafricanos; la modernización española, entre otras.

Por qué no nos ponemos de acuerdo y dejamos de perder el tiempo?