Sunday, November 23, 2008

Sostenibilidad

Cuál es la queja que tiene la ciudadanía? Que el país no camina bien. Lo dice el Presidente y lo dice el aficionado de fútbol, el empresario y el dirigente sindical, el ambientalista y el inversionista. Ese sentir de que podríamos estar mejor ya lo compartimos. En eso ya estamos en la misma página. O sea, el deseo de mejoría nos vincula a todos por igual.

Si alcanzáramos la neutralidad ambiental en emisiones de carbono, sería este escenario aceptado de consenso para poder explotar los recursos naturales del suelo y subsuelo -tales como oro, bauxita, gas propano, energía geotérmica de los volcanes, pesquerías, locaciones turísticas, patrullajes conjuntos tanto contra el aleteo de tiburón como contra narcotráfico- sin que haya oposición de la sociedad civil, de la academia, de la prensa, de la Asamblea Legislativa, del Poder Judicial, de la empresa privada y del Poder Ejecuivo?

Si este puede ser un acuerdo nacional, podemos empezar a construir nuestra nación a partir de esta indispensable urgencia planetaria. Debemos fijar la meta con una fecha: 15 de setiembre de 2021, año de nuestro bicentenario de la independencia. Debemos trazar los objetivos para el alcance de las metas: 1. eliminar la dependencia de los combustibles fósiles; 2. instalar plantas de tratamiento para el 100% de aguas residuales; 3. cambiar todos los acueductos del país para que todos tengamos acceso a agua potable; 4. que se distinga con precio diferenciado el agua potable del agua para riego y uso industrial; 5. rescatar todas las cuencas hidrográficas y limpiarlas de residuos sólidos y químicos; 6. establecer el negocio de la basura para su reutilización y reciclaje como empresa pública a iniciativa privada con subsidiarias en todas las Municipalidades; 7. introducir en todas las escuelas y colegios del país educación para la sostenibilidad del medio ambiente; 8. crear impuestos especiales a bienes de consumo contaminantes y no esenciales, tales como el tabaco; 9. establecer clínicas de desintoxicación y centros de atención antidrogas en todas las regiones del país; 10. crear alianzas estratégicas con países desarrollados en energías alternativas, tales como Brasil, China, Estados Unidos, Alemania, Noruega e Islandia; 11. entablar negociaciones comerciales y gestionar convenios de cooperación internacionales en temas relacionados con la venta de servicios ambientales; 12. establecer políticas públicas para incentivar la transformación del sector turístico y agrícola en sistemas ecológicos y orgánicos con alto valor agregado; 13. promover el turismo interno para integrar a las familias al turismo sostenible; 14. crear el Ministerio del Medio Ambiente y la Sostenibilidad y encargarlo a uno de los Vicepresidentes de la República; 15. automatizar el sistema de recaudación de impuestos para erradicar la evasión fiscal; 16. erradicar la pobreza e incentivar el progreso sostenible de las sociedades menos desarrolladas, reduciendo la desigualdad; 17. permitir la generación privada de energía eléctrica más allá del tope actual de ley; etc.

Ante un escenario tan urgente de transformación como el conjunto de síntomas que denominamos como "Cambio Climático", el planeta urgentemente requiere de un liderazgo sin precedentes, con la autoridad moral de un país conservacionista, amante de la paz, desmilitarizado, justo y educado. Toda la humanidad debe someterse a grandes cambios y sacrificios en los próximos años. Un país como Costa Rica puede elegir tomar la iniciativa de hacer la paz con el planeta y liderar el camino para el mundo, o puede esperar a que las medidas internacionales o los mercados nos digan cómo debemos adaptarnos.

Ya somos quinto lugar en desempeño ambiental. Nos falta poco para ser los mejores en el mundo. La transformación del conflicto global requerirá en buena medida que todos los demás países se empiecen a comportar un poco más como Costa Rica. Y que Costa Rica implemente transformaciones en aquellas áreas donde todavía falta más trabajo para mejorar.

Entre más pronto alcancemos ese escenario de paz, más rápidamente transformaremos el vicioso espiral de la violencia y el desorden en el que se encuentra la nación, y más pronto iniciaremos el virtuoso espiral de sostenibilidad ambiental, que beneficiará todos los sectores del quehacer costarricense. Ojalá sea con una amplia gama de iniciativas sociales, académicas, privadas y públicas de constructivo cambio climático. Ideal sería que esas iniciativas tuvieran ejecución transversal entre esos cuatro sectores. Entonces podremos explotar lo que la madre naturaleza nos ha dado sin dilapidar la calidad de los recursos vitales de nuestros nietos.

Saturday, November 22, 2008

Elementos de la seguridad ciudadana

En Costa Rica, "país de paz", se ha desatado una epidemia de inseguridad ciudadana. Como toda epidemia, es pasajera y podemos hacer cosas para aligerar el proceso de sanación. Primero, identificar los síntomas para realizar el diagnóstico.

La inseguridad ciudadana es una percepción que se fundamenta en tres elementos: miedo, riesgo y violencia.

El miedo es una actitud. Por lo tanto, es opcional. Hay gente que siente miedo durante un temblor. Otra que no. Hay sociedades que viven en guerra civil y sus ciudadanos viven sin miedo. Hay otras sociedades que viven en paz donde la gente vive aterrorizada (objetivo fundamental del terrorismo). Hay quienes sienten miedo de viajar en avión, y quienes no. El miedo es una proyección. A partir de un evento del que hemos sido testigos directos o indirectos, proyectamos que en nuestro futuro también nos sucederá aquello. Se caerá el avión, se caerá el edificio, detonará una bomba, nos invadirán legiones del mal.

El riesgo es un factor de probabilidad. Ante el aumento de delitos y actos criminales denunciados y no denunciados, aumenta objetivamente la probabilidad de que seamos víctimas directas o indirectas de un delito. Esto significa que aumenta el riesgo de criminalidad. Si además contamos con algunas características del perfil de víctima de esta epidemia de inseguridad, el riesgo aumenta mucho más. Por ejemplo, si traficamos drogas (compraventa, porteo, producción o consumo). O si frecuentamos las calles de noche, portamos objetos de valor vistosamente, o confiamos descuidadamente en las personas con las que convivimos (empleados, asistentes, choferes, guardas, etc.).

La violencia es la conducta humana que viola el pacto de armonía, respeto y no agresión primordial para que ocurra la coexistencia pacífica entre seres humanos en sociedad. La violencia no sólo es física y directa. O sea, no sólo el apuñalar a otro es violento. También es violento no ceder el paso al manejar, increpar a otro conductor, proferir improperios contra otra persona con la que se sostiene una discusión, alzar la voz, hablar mal de la gente a sus espaldas, desearle el mal a otro. También hay violencia indirecta. Por ejemplo, cuando la falta de pago de impuestos no le permite al Estado realizar gasto asistencial para los más necesitados. Ese sutil tipo de violencia de evadir impuestos va socavando muy lentamente a una nación. Al cabo de una generación -entre 25 y 40 años- el resentimiento que genera la desigualdad de oportunidades entre ricos y pobres va generando tentación y tensión. Como es bien sabido, la violencia engendra violencia. Así que el no pago de impuestos o el echarle el carro al que pide paso, sólo puede provocar más violencia. Se desata así una espiral que crece continuamente entre todos, y nuestra interacción se va cargando de violencia, perdiéndose así la armonía, por ende, la paz.

A manera de pronóstico de transformación, cada uno de los elementos tiene medidas que podemos realizar como Estado, como nación, e incluso como ciudadanos individuales.

En cuanto al miedo, debemos disecarlo para saber a qué tenemos miedo y por qué. Entender que lo que tememos es que nos suceda -o nos vuelva a suceder- algún acto desagradable delictivo del que hemos sido víctimas directas o indirectas o testigos directos o indirectos. Luego entender que el hecho de que hayamos sido víctimas o testigos no tiene correlación con la probabilidad (riesgo) de que nos vuelva a suceder. Descartemos el miedo. No temamos. Si el miedo nos invade, nos ha vencido. Esa cuestión de actitud es la diferencia entre el liderazgo que lucha y el que se entrega.

Respecto al riesgo, hay que administrarlo. Hay que minimizarlo. Hay que identificar, en nuestros patrones cotidianos de conducta, cuáles implican riesgos más altos que otros para ser víctimas de los delitos más frecuentes que se reportan en la prensa o se comentan en sociedad. Es necesario revisar las conductas para identificar adónde somos más vulnerables y tomar medidas al respecto. Quizás convenga ir menos veces al supermercado o al banco, ir acompañados, no ir de noche, entrar al banco y no sacar dinero del cajero automático. Quizás sea mejor andar menos tiempo en carro y buscar qué actividades podríamos realizar a través de los medios de información y telecomunicación actuales. Tal vez debamos ser más activos organizando nuestras comunidades voluntariamente y solicitando capacitación a las autoridades de gobierno a partir de los recursos disponibles para manejar los riesgos del barrio.

Y sobre la violencia, hay innumerables acciones que tomar. En lo individual, crear más conciencia sobre nuestra conducta cuando es violenta. Pedirle a nuestros allegados que nos retroalimenten cuando tenemos exabruptos de violencia. Estudiemos un poco más sobre el tema, consideremos algunas causas y tratemos de identificarlas, tanto en nosotros mismos como en el prójimo. A nivel de nación, como sociedad organizada, y como Estado que gobierna, es importante analizar algunas de estas causas mediatas o inmediatas de la violencia: 1. la desigualdad (y la incapacidad de erradicar la pobreza); 2. el deterioro del sistema educativo y su incapacidad para entusiasmar; 3. el narcotráfico; 4. la pérdida de valores (crisis en las iglesias, en las escuelas, en las familias, en las empresas); 5. influencia extranjera de patrones de conducta violentos (Hollywood, bandas robacarros, maras, paseítos millonarios); 6. rol de los medios de comunicación (en cuanto infligen imágenes y noticias violentas y hacen poco esfuerzo por mitigar lo que publican promoviendo escenarios de paz); 7. descontento ciudadano con el sistema político; 8. ineficacia gubernamental para controlar el problema de seguridad ciudadana; 9. carencia de policía y ausencia de ejército militar; 10. resago del sistema judicial y penitenciario; 11. corrupción e impunidad de autoridades públicas; 12. crisis de liderazgo y pérdida de roles modelo a seguir para la sociedad más joven.

La tecnología también puede ayudar mucho a reducir la percepción de inseguridad. En China, por ejemplo, miles de cámaras observan las vías públicas y las autoridades intervienen expeditamente ante cualquier disturbio o acto contrario al orden público. La seguridad ciudadana es cuestión de orden.

Reality Show Costa Rica

Dicen que la primera idea pública y comercial del concepto de "reality show" fue la película "The Truman Show", sobre un hombre -Jim Carrey- que, desde niño, su vida fue televisada sin que él lo supiera. Desde entonces, los populares programas de televisión que transmiten el comportamiento realista -no actuado- de los seres humanos participantes han invadido la televisión. Los hay desde programas de medio ambiente y supervivencia (Man vs. Wild), animalia (Crocodile Hunter, q.d.D.g.), empresariedad (The Apprentice), viajes alrededor del mundo (The Amazing Race) etc.

Los poderosos medios de comunicación se han vuelto más poderosos con los ratings y las ventas que obtienen, y los reality shows han sido un rentable descubrimiento. Todo con límites. Costa Rica, "país de paz", se ha convertido en el reality show más grande de la historia. Parece ser bastante exitoso, pues nadie se quiere perder ni un episodio, y lo siguen por televisión, radio o prensa escrita. El episodio de ayer, la oposición a la construcción del nuevo estadio nacional en La Sabana. El episodio de antier, los bonos costarricenses (mal llamados "bonos chinos", seguramente para alimentar el bochinche y así aumentar el rating y las ventas). El episodio de hoy, la mina de oro a cielo abierto en Las Crucitas.

Continúa el reality show. Continúa el bochinche. La actitud general me recuerda a mis primos pequeños, todos ellos, que a la edad de cuatro años aprenden el poder de decir NO. Aunque tengan hambre, dicen que no quieren comer cuando les preguntan. Y las mamás les hacen caso por un rato, hasta que se vence el plazo para que ejerzan la libertad de no comer. Sucede que ellos no saben todavía a esa edad que no se puede no comer, así que debe haber un poco de autoridad para que lo hagan. Porque, estamos claros ellos y yo, es más entretenido retozar y hacer bochinche que comer, aunque sea indispensable aquello. Entonces mejor digamos que no.

En la película mencionada, el personaje principal, Truman, empezó a sentir que lo estaban engañando. Debe haber sido una sensación incómoda. Sentir que alguien está constantemente engañándonos para que nos comportemos de una determinada manera debe generar gran confusión. Su búsqueda lo llevó a descubrir que toda su vida había sido un montaje para el disfrute de los televidentes y del rating que generaba ganancias a sus empleados, dueños y accionistas. Y tomó la decisión de retirarse, de abandonar su propio programa, de liberarse.

En Costa Rica, lo fascinante es que los personajes principales son muchos, los seguidores del show muchísimos más, y los empleados, dueños y accionistas siguen siendo unos pocos. Bien por ellos, porque han hecho el negocio redondo. Sus ganancias deben ser increíbles! Mientras tanto, los seguidores del show quieren que los actores sigan dando de qué hablar para alimentar el bochinche y seguir teniendo de qué hablar. El problema es que los seguidores no se han dado cuenta todavía de que los están engañando. Resultado: el reality show perfecto.

Hasta ahora entiendo lo que significa la frase "pueblo pequeño, infierno grande."

Sunday, November 02, 2008

Government of minorities

The democratic paradigm has been that the government is elected by a majority of the voting population. This already indicates a peculiarity about the term "majority". It is not -and has never been- a majority of the population of a country. There is usually an age limit, and in some cases an additional legal requirement, for example being at the country on election day, to become a valid voter. This is the case of Costa Rican elections. Among these valid voters, that compose around half of a country's population, around half of them vote and the rest remain indifferent to the act of electing a new government. This already means that only a fourth of a country's population actually do vote. If an election is won by one vote, it means that an eighth of the Costa Rican population -plus one vote- can decide who will govern the country for the next four years. It means that the critical mass to elect the Costa Rican government is around 500,000 voters. This is clearly a minority of a total 4.5 million inhabitants.

This is nothing that should cause alarm. it is in fact a symptom that helps analyze the fact that a country is better governed is more minorities are included in the act and process of governing. How is a "government of the majority" effective at administrating public matters if they do not take into account what the other minorities that did not vote to elect the government do have as interests for their future?

Costa Rica is a country that, as many others, is integrated by many diverse minority groups. Perhaps not as large to elect a government, but definitely large enough to be included to make a better job at governing, especially because all minorities that did not vote for the ruling party add to much more people than the electing minority.

For example, there are religious minorities, predominantly Catholic, Christian and Jewish, each with its own interests and capable of influencing elections in a small population. Especially if you consider Catholic relationship to the State, Christian proselytism and Jewish economic power.

Then, there are media-related minorities that make people swing one way or another. For example, participation of followers to a football team like Saprissa, where there are other teams as well but none as corporately organized and sold as a media brand as this one. There are surely more than 500,000 followers of that team, although the most belligerent might be underaged, therefore not old enough to vote.

There are also professional groups and movements that incorporate large numbers of people. For example, the Lawyer bar association or the collection of environmental NGOs. Both groups have highly influential people when it comes to elections.

Also, you have all public workers that belong to trade unions. They are certainly in the hundreds of thousands and are also quite belligerent.

It can also be considered that university students or young professionals conform an important number of people that have like-minded interests: finding well-remunerated jobs in their field of study (no comment on that fallacy).

Also, there are the poor and those that consider themselves poor (compared to the rich that have or show much more). There are middle class families with that own a house, a car, that can afford to travel abroad to do some shopping and can take a week vacation at the beach twice a year, that consider themselves poor. This means that half of the population falls under this category. These people also swing and dance to the tune of political elections and use the criteria of "which government will do more for my level of wealth" when they cast vote.

Let's not even mention indigenous peoples, residents, migrants, temporary workers, illegals. Although only the first of them could vote, most of these people are not registered to vote. Yet, they influence the outcome of politics especially when it comes to governing effectively.

It is time that Costa Rica starts considering minorities as the leading force behind effective government. In the end, it does not matter much who wins. The best candidates that have become presidents in recent decades have been widely disappointing, and the least expected ones have performed better than expected. But none, so far, has had the talent to govern for all minorities, having their interests at hand when administrating public matters.