Bye-bye Bush

Tuve la oportunidad de escuchar la última conferencia de prensa de George Walker Bush en vivo esta noche. Es la primera vez en ocho años que lo escucho ininterrumpidamente por una hora, sin comentarios agregados por los medios de prensa.

Me parece que muchos de los mitos que tenía sobre él, desaparecieron. Todo el cinisismo que decían que tenía, no lo encontré hoy. Toda la arrogancia que le endosaban, no la identifiqué. Toda la ignorancia que creía que él tenía, la repelió con conocimiento y experiencia.

Me pareció un excelente manejo de prensa, de respuesta precisa a las preguntas, de conocimiento del mundo en el que vivimos. Por supuesto que mucho lo habrá aprendido durante ocho años de vicisitudes, al igual que mucho de lo que sabemos hoy lo hemos aprendido, cada uno en lo suyo, en los últimos ocho años de nuestras vidas.

Después de estos ocho años de gobierno, pienso en lo que debe costar presidir los Estados Unidos. Los ocho años anteriores -los de Clinton- el planeta no tenía internet. Hoy muchos tenemos acceso a fuentes que nos hacen creer lo que asumimos como cierto, como Verdad. Y qué peligroso, pues todavía, a pesar del acceso gratuito e inmediato a información, podríamos estar equivocados.

Después del 11 de setiembre, después de una maestría en paz, después de tres años en la función pública y después de año y medio en la China del Partido Comunista, considero oportuno hacer un cierre de lo que ha sido el gobierno de Bush, especialmente para los que han asumido emocionalmente sentimientos en su contra. Si no hubiéramos leído o visto noticias, lo podríamos escuchar sin tanta agresividad predispuesta hacia él. Me parece, también, que es oportuno hacer un esfuerzo -individual o en familia- para señalar las cosas que nos parece que Bush ha hecho bien, que la historia de los Estados Unidos y del mundo democrático libre le agradecerán por los años venideros.

No creo que esta sea una disculpa por lo que él ha hecho mal. A un presidente electo democrática y libremente, lo juzga la Patria, con el tiempo. La elección de noviembre fue un juicio de ese tipo, pero ya ven, en apenas dos meses, las circunstancias han cambiado de nuevo y ya no habrá descuento de impuestos por ahora, ya no cerrarán Guantánamo en el plazo esperado e Israel ha matado mil personas en Palestina desde la Navidad. La política de la democracia es apoyar al líder hasta que esté montado, y después oponerlo hasta que sea sustituido. En el caso de Obama, lo será en cuatro u ocho años, esperemos que no en un período distinto.

Mientras tanto, revisemos cómo es la cultura que nos gusta, qué nos gusta de ella, cuán viable es vivirla, qué podemos hacer para fortalecerla, y qué le critican los que la critican. En el caso de los que somos americanos -de ciudadanía, de cultura o de afecto- también es menester pensar por qué nos odian tanto quienes nos adversan, qué fue lo que hicimos para provocarlos, y cómo podemos hacer para reconciliarnos con esa cuarta parte del planeta que está dispuesta a dar la vida por quitarnos la nuestra.

Y si pueden, traten de buscar en CNN.com la entrevista con Bush y hagan un esfuerzo de desapego emocional para escucharla y criticarla apenas por lo que es: las palabras de un ser humano, como tú y como yo.

Amén.