Sunday, May 06, 2007

Razones políticas

Razones políticas, no técnicas, son las que ayudan a entender por qué el debate de fondo sobre el TLC en este país debería ser sobre el golpe de timón político que queremos que reciba el país hoy, que importa más que el tratado mismo.

Está claro que el país no se va a empobrecer con el TLC. Está claro que el TLC no versa sobre ningún elemento fuera de lo estrictamente comercial. Está claro que algunos sectores de la población sufrirán cambios en sus estilos de vida, ojalá todos para bien. Está claro también que si en este momento tuviéramos un país que prepare mejor a nuestra población para utilizar el gran caudal emprendedor que tiene este pueblo, quizás no necesitaríamos del TLC para continuar nuestro desarrollo tanto como lo necesitamos hoy. Esta preparación a la población no se dio porque no se sabía hace 20 años que esa era otra vía. Si queremos llegar allá, deberemos esperar 20 años por lo menos. Una generación entera del país en espera, mientras que el resto de la población actual podría ser capacitada por el Estado de manera gratuita, obligatoria, costeada por el Estado, y pública, para desarrollar su espíritu emprendedor.

Con esto nos garantizamos que en 20 años seremos capaces de producir suficiente riqueza nacional como para que todo habitante del país pueda disfrutar de igualdad de riqueza en sus necesidades humanas básicas: justicia imparcial y equitativa; educación de la mejor calidad; medio ambiente óptimo; obviamente, todo ciudadano viviendo en casa con comodidades suficientes -como se vive en Noruega; transporte público de primer nivel; cobertura de salud completa; seguro social completo para la tercera edad; becas universales para educación.

El voto del Referéndum es de confianza para el equipo de negociadores que se aprestan a negociar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Son personas técnicas profesionales en los temas más complejos del Comercio Internacional, con la suficiente experiencia pública como para ser mundialmente reconocidos. Que no se nos olviden los José María Figueres, las Anabelle González, los Roberto Echandi, y sobre todo los Ronald Saborío, el Embajador costarricense más calificado en materia de Comercio Exterior a nivel mundial, y el Embajador con más años de antigüedad en toda la Organización Mundial del Comercio.

El equipo negociador hizo su mejor esfuerzo con la experiencia que tenían según las reglas y en las circunstancias que la época demandaba cuando se negoció el TLC con Centroamérica y Estados Unidos. Hoy, todos -ellos y nosotros- tenemos más experiencia sobre los TLCs de la que jamás antes tuvimos en nuestra historia. Y eso es bueno porque nos permite corregir el futuro para no repetir el yerro del pasado. Lo que no podemos corregir es el pasado. También está claro que la única forma de tener un contrato legal entre países con quien hasta hoy es todavía nuestro principal comprador de lo que producimos -y de muy buena paga- es firmando este TLC. Lamentablemente, este TLC nos ha impedido ver al equipo negociador de primer nivel y al Ministerio de Comercio Exterior y a los Presidentes de este país que han decidido conducir al país por la vía de la apertura comercial, como seres humanos de carne y hueso, que también han aprendido grandemente de su experiencia del TLC.

Ellos son lo mejor que tenemos y los que más voluntad han tenido para servir en la gestión pública. El trabajo de ellos es honorable, y si alguien tiene un reclamo sobre su proceder como funcionarios públicos, que lo ventile en los Tribunales de Justicia. Justicia que, por cierto, merece el inocente hasta que no se demuestre su culpabilidad por un Tribunal del Estado.

Si damos estos golpes de timón a nuestros valores, si somos inteligentes y pensamos por un minuto en el futuro que queremos vivir dentro de 20 años, que es uno en el que tengamos oportunidades suficientes como para que cada ciudadano se gane la vida como desee, con libertad, no con opresión, y con la educación individual y colectiva para tomar esas oportunidades -nosotros y nuestros hijos- y sacarles el máximo provecho. No generar suficientes opciones de trabajo a la Costa Rica del año 2027 es irresponsable si se sabe desde hoy que perderemos competitividad con nuestros vecinos centroamericanos a partir del instante que decidamos rechazar este TLC.

Yo nací en este país y pudiendo haber elegido otro país para vivir, elegí este y aquí estoy, dando mi grano de arena para que dentro de unos años mi esposa y yo elijamos criar a nuestros hijos también en esta tierra gentil, madre de amor, cuyo pueblo, valiente y civil, trocó las armas en educación y paz. Ahora, el cambio que nos toca dar como país, ciertamente más sencillo, y obligatoriamente participativo para esta Noble Patria soberana, consiste en asumir la actitud de adaptación al cambio; en permitirnos ayudar a nuestro vecino y tenderle una mano como quien tiende un puente: solidariamente; consiste, este cambio, en hacer su plan estratégico de desarrollo, y aprender a medir, a evaluar y a controlar, de manera que mejoremos la efectividad en el cumplimiento de las metas del gobierno para el mayor bienestar de todo el pueblo.

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