[English
below]
El 19
de noviembre de 2013 fue la primera vez que se midieron 400 partículas de CO2
por millón (PPM) en la atmósfera, en el observatorio de Mauna Loa, Hawaii. Lo
recuerdo porque fue el día que nació mi pequeña Aiko.
Para
poner esa cifra en contexto, los últimos 4 millones de años, durante los cuales
se mantuvo estable el clima en la Tierra, las PPM se mantuvieron en 280, con
las oscilaciones normales según las estaciones anuales y con picos presenciados
durante mega-erupciones volcánicas alrededor del mundo a lo largo de este vasto
período.
Esta
cifra comenzó a subir a inicios del Siglo XIX. Desde mediados del Siglo XX, el
aumento ha sido vertiginoso. Hace 30 años sobrepasamos la cifra de 350 PPM, que
se consideraba como el límite máximo para preservar la biocapacidad de los
ecosistemas, sostén de la vida en el planeta.
Esta
semana, por primera vez se registraron 400 PPM a nivel global. Es espeluznante
lo que se ha acelerado la concentración de gas carbónico en la atmósfera en
apenas 18 meses de vida de mi hija.
No sé
qué le diré a ella cuando tenga capacidad de comprender lo qué habrá sucedido.
La nuestra es la única generación que es en parte víctima, en parte victimaria,
y en parte responsable del cambio. Ninguna otra ha estado ni estará en nuestras
circunstancias.
Se
requiere con urgencia de liderazgos virtuosos de alcance global. Todos estamos
invitados a la mesa. No es cierto que todos hacemos lo que podemos. Podemos
más. Mucho más: crear conciencia, divulgar información crítica para transformar
el conflicto, cambiar actitudes y comportamientos, innovar. Hablemos más del
tema. Co-creemos soluciones. Experimentemos. Volvamos a intentar. ¡Vamos!
On November 19th,
2013, was the first time that 400 particles of CO2 per million (PPM) were
measured in the atmosphere, at the Mauna Loa observatory in Hawaii. I remember
well because it was the day my little Aiko was born.
To put that number in
context, for the last 4 million years, the Earth’s climate remained stable at
280 PPM, with the normal oscillations related to yearly seasons and with peaks
registered during mega-volcanic eruptions around the world throughout this vast
period of time.
This figure started
climbing since the beginning of the XIX Century. Since mid XX Century, the
increase has been dramatic. Thirty years ago we surpassed 350 PPM, which was
considered as the maximum limit to preserve ecosystems’ biocapacity, the web of
life on the planet.
This week, for the
first time 400 PPM were registered globally. It is frightening how CO2
concentrations in the atmosphere have accelerated in the 18 months of my
daughter’s short life.
I don’t know what I
will tell her when she is able to comprehend what would have happened. Ours is the
only generation that is partly a victim, partly a victimizer, and partly
responsible for the change. No other has been or will be in our circumstances.
We urgently require
virtuous leadership of global reach. We are all invited to the table. It is not
true we are doing all we can. We can do more. Much more: raise awareness, share
information that is critical to transform the conflict, change attitudes and
behaviors, innovate. Let’s talk more about the topic. Let’s co-create
solutions. Let’s experiment. Let’s try again. Let’s go!