Saturday, March 13, 2010

Memorando de la violencia

Su excelencia, señora Laura Chinchilla, presidente electa de la República de Costa Rica:

Con gran preocupación escribo estas líneas, con respecto al vicioso espiral de violencia que ha asaltado a nuestra nación a expensas de la paz que caracteriza nuestra idiosincrasia. Confío en que usted, señora Presidente, cuente con el más preciso diagnóstico de situación, habiendo sido Ministra de Seguridad Pública durante la Administración 1994-1998 y habiendo sido tanto Vice-presidente de la República y Ministra de Justicia y Gracia durante la actual administración 2006-2010 que precede la suya.

Es, entonces, con el debido respeto, que me dirijo a usted para ofrecerle algunas consideraciones que podrían ayudar a transformar el problema de inseguridad en más eficazmente, dada la urgencia y el limitado tiempo disponible para evitar que esta espiral crezca a un ritmo más acelerado, y la imperiosa necesidad de revertir el proceso hacia una coexistencia más pacífica entre los ciudadanos.

Después de revisar cuidadosamente su Plan de Gobierno 2010-2014, más concretamente su primer capítulo sobre Seguridad Pública [Chinchilla, p.p. 7-10] como el primer tema de su agenda, llamo su atención al proyecto que ha sido llevado a cabo durante la presente Administración, llamado “Plan nacional de prevención de violencia y promoción de la paz social 2007-2010: Un país sin miedo” [Ministerio de Justicia (MJ)], el cual usted coordinó como Ministra de Justicia.

Su Plan de Gobierno concluye que algunas de las acciones de “Un país sin miedo” han sido “efectivas para atender numerosos factores asociados con crímenes violentos.” [MJ, p. 10] Sin embargo, su anterior colega Vice-presidente y actual investigador en el reconocido Instituto Brookings en Washington, D.C., Dr. Kevin Casas, ha publicado una trilogía de artículos que revelan justamente lo contrario respecto a la eficacia de las políticas asumidas en términos de seguridad en años recientes. Él dice que “el aumento de la tasa de homicidios en el país en el 2008 […] el más básico en materia de seguridad ciudadana – pasó de 8.2 homicidios dolosos por 100.000 habitantes en 2007 a 11.2 un año después, un aumento del 37 por ciento.” [Casas, parte I] Él explica que, más allá del umbral de 10 homicidios por 100.000 habitantes es considerado por la Organización Mundial de la Salud como un serio problema de salud pública.

Como usted sabe, el Dr. Casas es un referente calificado para hablar sobre seguridad, pues él ha sido el coordinador del Reporte Nacional sobre Desarrollo Humano para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) “Derrotando el miedo: inseguridad ciudadana y desarrollo humano en Costa Rica” en el año 2005, el cual contribuyó con datos estadísticos en la elaboración del proyecto “Un país sin miedo” bajo su Ministerio.

Sus dos principales recomendaciones para una estrategia sostenible en términos de seguridad ciudadana son: número uno, “resistir los estridentes llamados a resolver el problema por medio de políticas de ‘mano dura’ y el retorcido populismo represivo, que casi siempre falla en bajar los niveles de criminalidad, pero nunca falla en vulnerar las garantías del Estado de Derecho.” [Casas] Él hace referencia a tales estrategias de violencia estatal implementadas en países vecinos como El Salvador y Honduras – dos países con tasas de homicidios de las más altas del mundo – sin ningún resultado positivo hasta el momento.

Número dos, invertir en información como el requisito más importante para combatir el crimen como estrategia a corto plazo. Se dice que la información es conocimiento, y el conocimiento es poder. La manera más efectiva de asignar recursos policiales a la lucha contra el crimen es saber con precisión adónde, cuándo y cómo se lleva a cabo un hecho criminal.

La revista internacional Time concuerda con el Dr. Casas, y de hecho ilustra el argumento con el mismo ejemplo dado por él en su artículo: la reducción de la criminalidad en la ciudad de Nueva York bajo la administración de Rudy Giuliani. Se refieren a CompStat, una “base de datos en tiempo real sobre estadísticas criminales y otra inteligencia útil para identificar áreas problemáticas y la correspondiente asignación de recursos.” [Time]

Esto no es nuevo para su Plan de Gobierno, donde usted propone la creación de un “Sistema Integrado de Estadísticas Policiales que unifique estadísticas e información […] permitiendo de esta manera un monitoreo permanente del comportamiento de la criminalidad y una mejor planificación de la acción policial”, y la instalación de un “Sistema de Vigilancia Electrónica mediante videocámaras en diversos espacios públicos especialmente concurridos y con circuito cerrado de televisión.”

Aún así, esto no proveería solución para los crímenes relacionados con el narcotráfico, que son tan oscuros aunque aparentan suceder a plena luz del día. De nuevo, el Dr. Casas ofrece un diagnóstico sobre este tipo de crimen que merece atención: “El impacto del narcotráfico en la epidemia de violencia que afecta a toda la región, no puede ser minimizado. La mitad de los homicidios dolosos registrados en México en 2008 está directamente ligado al narcotráfico. En Puerto Rico fue el 79 por ciento. Muy pocos países llevan la contabilidad detallada de esas muertes, pero es indiscutible que un ejercicio similar en Costa Rica arrojaría un resultado alarmante.” [Casas, parte III]

Time sugiere que, aparte de estadísticas, otra forma en que la ciudad de Nueva York redujo notablemente sus niveles de criminalidad fue con procesos expeditos de encarcelación. El artículo cita a Mark Kleiman, experto en justicia criminal de UCLA, explicando que “las nuevas estrategias para atacar reincidentes – incluyendo reformas para hacer de la prisión condicional una sanción efectiva más que una farsa ineficaz – podría recortar la criminalidad y reducir las poblaciones carcelarias simultáneamente.” [Time]

Por una cuestión de urgencia, en principio esta no parecería ser una medida práctica para nuestro país dado que su sistema carcelario se encuentra en su capacidad máxima de población. En cuanto a la reforma legal, la implementación podría ser relativamente rápida, pero el cuerpo encargado de aprobar nuevas leyes es bastante impredecible.

La violencia engendra violencia. Cada día despertamos en un país más violento. Nuestro tranquilo estilo de vida ha sido secuestrado de repente por el miedo en el instante que uno abandona el hogar, y muchas personas ya ni siquiera se sienten seguras en casa. De hecho, como lo ilustra el Dr. Casas, los hombres son más vulnerables que las mujeres de ser víctimas del crimen en áreas públicas, pero en el hogar sucede lo contrario. “Para las mujeres,” dice él, “el problema de seguridad más serio no ocurre en los espacios públicos, entre desconocidos, sino en el hogar, entre conocidos.” [Casas, parte II]

El miedo paraliza. Un país sin miedo es lo que solíamos ser. Muchas vidas se han perdido, muchas familias han sido desmembradas, y muchos crímenes han dejado marcas indelebles en hombres, mujeres y niños en todo el país. Nuestra población ha aprendido a temer, y revertir este proceso tomará tiempo, que es precisamente lo que ya no tenemos. La gente está no sólo atemorizada sino también cansada de esperar una solución que parece atrasarse más de la cuenta.

El miedo no es una emoción vacía. Tampoco es sólo una “sensación de temor” [Chinchilla, p. 7], como se refiere el primer párrafo del primer capítulo de su Plan de Gobierno, y no es sólo “un incremento alarmante en la percepción de inseguridad,” [MJ, p. 3] como usted escribió en la introducción de “Un país sin miedo.” El Ministerio de Justicia bajo su liderazgo publicó un documento paralelo con una presentación en diapositivas sobre “Un país sin miedo” en el cual algunas estadísticas demuestran este punto.

Las tasas de criminalidad se han disparado en las últimas dos décadas. Por ejemplo, de 1990 a 2005 las denuncias sobre robos aumentaron 693% [MJ, diapositiva 6], sobre violaciones a la Ley de Psicotrópicos creció 406% [Ibidem.], y los homicidios dolosos crecieron 46% [Ibidem.] (de hecho, 133% si se considera la cifra de 11.2 en 2008 del Dr. Casas). Por otra parte, la percepción sobre el nivel de inseguridad en el país creció de 59.8% en 1999 a 78.5% en 2004. [Ibid, diapositiva 8.] Si bien las fechas de un cuadro a otro no coincidan, aún permite una consideración general sobre el crecimiento desproporcionado del crimen que de la percepción del crimen de la opinión pública.

El Ministerio de Planificación revela estadísticas sobre el incremento de casos criminales en los Tribunales de Justicia. De 1990 a 2008 los casos criminales se multiplicaron de 22.854 a 188,074, [Ministerio de Planificación] más del 800% de aumento. Así que la percepción de la gente está basada en hechos pero los está tratando de manera sosegada, porque las estadísticas son aún más alarmantes.

Bien recordamos la reacción pública de desaprobación a la Ministra de Seguridad Pública actual en su afirmación inaugural sobre inseguridad y su percepción. Ella dijo que “lo que está percibiendo el costarricense es una escalada de violencia pues cada vez los delitos son más violentos (…), lo que sí es cierto es que la percepción de inseguridad es más alta que la inseguridad misma.” [La Nación]

En un esfuerzo por diagnosticar el alcance de la situación, es importante considerar tres dimensiones que proveen un marco analítico para ser más eficaces en la identificación del problema. La primera dimensión se refiere a las partes involucradas en este conflicto. Existen múltiples actores y roles que desempeñan o podrían desempeñar en el diagnóstico y transformación de la situación. Hay víctimas del crimen, victimarios o criminales, asociaciones organizadas de la sociedad civil como algunas mencionadas en el Plan de Gobierno, por ejemplo “Escuelas Seguras” y “Comités de Seguridad Ciudadana” [Chinchilla, p. 10]; corporaciones privadas que cuentan con fondos asignados a responsabilidad social; gobiernos locales; instituciones públicas en general, y también en particular aquellas relacionadas con seguridad, justicia y salud; tomadores de decisiones políticas, especialmente en los poderes Legislativo y Ejecutivo; entre otros.

Por último, la población en general que es un actor complejo pues incluye víctimas, victimarios y participantes en todas las instituciones antes mencionadas. Según manda nuestra Constitución Política, “la soberanía reside exclusivamente en la nación,” [artículo 2] y “el gobierno […] lo ejerce el pueblo…” [artículo 9] Las diapositivas de “Un país sin miedo” establecen la separación de roles para lidiar con este conflicto. Dice “La responsabilidad es sobre todo pública, pero la ayuda de la sociedad civil es bienvenida.” [diapositiva 2] Quizás un análisis más profundo de las causas y propuestas de transformación nos conduciría a creer que la participación de la sociedad civil es requerida y, en algunos casos, incluso obligatoria. Obtener claridad en la identificación de las partes involucradas ofrecerá más eficiencia en la coordinación esfuerzos dependiendo de la participación social y política que cada persona tenga.

La segunda dimensión tiene que ver con el tiempo en el que se desenvuelve el conflicto. Para diagnosticar la situación con precisión es importante conducir un análisis histórico crítico sobre las causas y orígenes del presente conflicto, uno que no existía tan solo dos décadas atrás. En “Un país sin miedo” hay una cita introductoria en la primera diapositiva que dice “Seremos duros contra la delincuencia pero más duros aún con las causas que la provocan.” [diapositiva 1] La especificidad en la raíz de estas causas permitirá lidiar más efectivamente con el problema donde sea posible. Este estudio cronológico también deberá ser conducido hacia el futuro, no sólo en el sentido de “garanti[zar] la continuidad de las estrategias y acciones a emprender”, [Chinchilla, p. 7] sino también en alcanzar la sostenibilidad en términos de armonía, empatía y creatividad con relación al conflicto de manera individual como personas y colectiva como nación por las décadas venideras.

La tercera dimensión se refiere al conflicto propiamente dicho. Un conflicto es generalmente compuesto por actitudes, comportamientos y contradicciones. Las actitudes incluyen elementos como el miedo. Los comportamientos se refieren a elementos como evitar factores de riesgo. Las contradicciones son incompatibilidades en la forma en que algunas personas pretenden vivir sus vidas y, al hacerlo, interfieren con la forma en que otros quieren vivir la suya. Saber exactamente cuál es el conflicto y poner esta información a disponibilidad del público para aumentar la concientización permitirá una acción colectiva más comprensiva y en la dirección correcta.

Es hora de que pensemos creativamente hacia un nuevo paradigma realizando saltos conceptuales imaginando un mejor futuro. “No podemos resolver problemas usando la misma forma de pensar que usamos cuando los creamos.” [Einstein]

Referencias

1. Chinchilla, Laura. Plan de Gobierno como candidata presidencial par alas elecciones nacionales del 7 de febrero de 2010. http://www.laurachinchilla.com/html/secciones/vida/index.php, en “Pensamiento/Plan de Gobierno.” Revisado por última vez el 22 de febrero, 2010.

2. Einstein, Albert. http://rescomp.stanford.edu/~cheshire/EinsteinQuotes.html. Revisado por última vez el 24 de febrero, 2010.

3. La Nación, periódico, “Janina Del Vecchio dice que inseguridad no es tan alarmante”, 16 de abril, 2008. http://www.nacion.com/ln_ee/2008/abril/16/sucesos1499749.html. Revisado por última vez el 24 de febrero, 2010.

4. La Nación, periódico, “Para no caer en el abismo, Parte I” Kevin Casas, 23 de agosto, 2009. http://www.nacion.com/ln_ee/2009/agosto/23/opinion2066594.html. Revisado por última vez el 22 de febrero, 2010.

5. La Nación, periódico, “Para no caer en el abismo, Parte II”, Kevin Casas, 30 de agosto, 2009. http://www.nacion.com/ln_ee/2009/agosto/23/opinion2066594.html. Revisado por última vez el 22 de febrero, 2010.

6. La Nación, periódico, “Para no caer en el abismo, Parte III” Kevin Casas, 04 de setiembre, 2009. http://www.nacion.com/ln_ee/2009/septiembre/04/opinion2079273.html. Revisado por última vez el 22 de febrero, 2010.

7. Ministerio de Justicia, “Plan Nacional para la prevención de la violencia y la promoción de la paz social 2007-2010: Un país sin miedo”. http://www.ocavi.com/docs_files/file_601.pdf. Revisado por última vez el 24 de febrero, 2010.

8. Ministerio de Justicia, “Plan Nacional para la prevención de la violencia y la promoción de la paz social 2007-2010: Un país sin miedo”, presentación de diapositivas. http://www.ocavi.com/docs_files/file_430.pdf. Revisado por última vez el 24 de febrero, 2010.

9. Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica de la República de Costa Rica. http://www.mideplan.go.cr/sides/social/08-05.htm. Revisado por última vez el 24 de febrero, 2010.

10. República de Costa Rica, Constitución Política. http://www.cesdepu.com/nbdp/copol2.htm. Revisado por última vez el 24 de febrero, 2010.

11. Time revista periódica, “Por qué desapareció el crimen,” David Von Drehle, 22 de febrero, 2010. http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,1963761,00.html. Revisado por última vez el 22 de febrero, 2010.

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