Thursday, October 16, 2008

Equilibrio y balance

La crisis financiera le robó el show al cambio climático como el conficto mediático del planeta. Creo que ambos conflictos están relacionados cercanamente. Los sistemas políticos y de generación de riqueza deben apegarse estrictamente a códigos éticos de conducta. Como población, nos ha faltado ética. Y a nivel individual, como seres humanos libres nos ha faltado moral.

Esas dos faltas de criterio para discernir lo que es bueno de lo que es malo han corrompido nuestras estructuras. No es culpa del capitalismo ni de la democracia. Más bien pareciera el resultado circunstancial de una convivencia planetaria donde cada vez tenemos mejor calidad de vida, mejores oportunidades, mayor tecnología al servicio de nuestro confort. En fin, es quizás el resultado del desarrollo. No hemos tenido capacidad de ver venir esta falla en el sistema, tan sutil pero tan grave que podría acabar con la civilización humana como la entendemos.

En el análisis de los peores escenarios posibles sería grotesco pensar en lo que podría acarrear un cambio súbito en el gran ecosistema planetario, o lo que podría desencadenar una depresión desenfrenada en las finanzas globales. Desde dengue en Europa hasta docenas de guerras civiles en Estados Unidos, donde hay suficientes armas en la calle para cien años de batallas.

Los mejores escenarios sólo los podríamos considerar si estuviéramos haciendo algo respecto a solventar las causas que han desembocado en estos gravísimos conflictos globales. Lamentablemente, ni siquiera estamos pensando en atender las causas, sino que nos limitamos en suprimir los síntomas -crisis financiera y cambio climático. Seguimos el método de la medicina occidental para intentar solventar conflictos que van mucho más allá de esta generación o de las generaciones del Siglo XX.

Estamos empezando a entender, apenas a estas alturas, que la sostenibilidad es una forma ética y moral de conducirse que permite garantizarle a la generación de nuestros nietos oportunidades para desarrollar sus vidas con calidad. Ya somos pocos los de nuestra generación que hemos tenido oportunidades para desarrollarnos con calidad. Dos tercios de la población del planeta viven con menos de US$4 diarios. Eso significa un estilo de vida muy limitado, poniendo mucho estrés en las rutinas cotidianas para lograr si acaso subsistir y alcanzar las necesidades básicas de techo, agua y comida. Me refiero a cuatro mil millones de personas. Y de ellas, la mitad -dos mil millones de vecinos en el planeta- no logran tener un techo digno, agua limpia o más de una comida al día.

La evaluación que hacemos del progreso de la civilización a estas alturas de los tiempos es bastante sombría. Si pudiéramos promediar los ingresos per capita del planeta, quizás no seríamos tan pobres. Pero si también promediáramos la calidad de vida, estaríamos mal alimentados, enfermos y con bajísima educación.

El liderazgo que necesitamos para progresar todos juntos, cada uno en lo suyo y a su ritmo, con libertad pero con eficacia, es un liderazgo que sea visionario y sostenible, que entienda el tándem, la sinergia y la simbiosis para que ningún desequilibrio nos haga perder el balance.

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