Saturday, April 02, 2011

Lo que el río no se llevó

Mucho de lo que fue dragado en nuestra frontera nor-caribe ha sido llevado por el río. Eso no lo devolverá ninguna resolución judicial ni medida cautelar, ni hay monto que pueda resarcir algo tan valioso como el estado natural del medio ambiente que ha sido degradado de manera permanente. Entre más pronto aceptemos esta realidad, más pronto podremos retomar el rumbo de nuestro destino patrio.

Algunas cosas el río no se las ha llevado, como la vocación democrática, pacífica y conservacionista de nuestro pueblo. La combinación de estas virtudes colectivas nos distingue a nivel mundial como un país de autoridad. En tiempos en que las democracias atraviesan la encrucijada de cumplir soberanamente la voluntad de sus pueblos; en que el armamentismo adquiere dimensiones financieras globales exorbitantes; y en que la degradación ambiental acaba con la vida de miles de especies que se extinguen del planeta cada año, Costa Rica representa uno de los pocos paraísos donde aún se preserva el sentido ético por la convivencia humana.

Lo que Daniel Ortega -y su camarilla- le ha hecho a nuestro país es evidencia del irrespeto que guarda por esos tres valores supremos de la humanidad: democracia, paz y conservación medioambiental. Pero es probable que todo esto él mismo lo ignore.

Debemos entender la dimensión global de nuestra lucha. En estos momentos, el Medio Oriente se debate a sangre y fuego entre la tiranía y la anarquía, en combustión con un ardiente deseo ciudadano por alcanzar mayores grados de libertad y democracia que varias generaciones en esos países jamás han visto. El mundo superó la factura anual de un trillón de dólares en gasto armamentista, mientras mueren 100.000 personas al día en el planeta por causas prevenibles. Como si se prepararan los que gastan en armas para librar una gran batalla contra un enemigo que podría ser disminuido por la fuerza de la pólvora, aunque nuestros niños se estén muriendo de inanición o ingesta de agua contaminada. Para agravar la trama, el ritmo de deforestación que la humanidad ha alcanzado equivale a talar todo el bosque de Costa Rica cada tres meses. De ese tamaño es la batalla que libra nuestro país contra el mundo.

Esto quiere decir que Ortega es apenas el más cercano de los bandidos, y ciertamente uno más entre miles que, desde sus diferentes puestos de poder, condenan a la humanidad a vivir su futuro en opresión, bajo la mira de un rifle, y en una tierra contaminada e infértil.

No podemos pasar por alto lo que debemos corregir para mejorar la posición nacional. Nuestra democracia se desgasta cada vez que somos incapaces de escuchar al otro y de hacer aportes constructivos por medio del diálogo. Nuestro parlamento debe volver a ser buen ejemplo de democracia participativa, formativa y madura. Nuestra sociedad debe aumentar significativamente los niveles de bienestar para erradicar la violencia en la que estamos sumidos, incluyendo la pobreza crónica, la falta de educación y las demás falencias en desarrollo de nuestras comunidades. Además, debemos transformar rápidamente nuestras fuentes de energía no renovables y la gestión de residuos. Estos tres grandes retos los podemos cumplir en la década actual sin mucho aspaviento.

Las democracias revolucionan el día de las elecciones, y evolucionan durante los cuatro años del gobierno de turno. Comunicación, eficacia, sentido de pertenencia. Requerimos que todos nuestros líderes, en toda industria y a todo nivel, incorporen las herramientas, métodos y actitudes necesarias para potenciar las mundialmente reconocidas virtudes. Construyamos sobre ellas.

Lo que el río no se llevó es la cepa de la que estamos hechos. Multipliquemos nuestros talentos. Que esa sinergia nos permita alcanzar el desarrollo sostenible al que aspiramos.

No comments: