Wednesday, August 25, 2010

Imagen-País Pura Vida

A menudo me preguntan de dónde soy. Mucha gente que he conocido en años recientes no sabe adónde queda Costa Rica, mucho menos algunas de las características que nos hacen únicos. Es fácil decir cosas buenas de nuestro país, y el ejercicio se ha convertido en un buen hábito que practico a diario. ¿Y eso de qué sirve?, se preguntarán algunos.

Me parece que identificar nuestra imagen-país alimenta la actitud colectiva de cuidar lo que tenemos y de procurar mejorarlo; de ser agradecidos con lo que nos ha sido dado por la naturaleza y lo que hemos heredado de los padres de nuestra patria; de destacar nuestras ventajas comparativas a nivel global para especializarnos y así aumentar la riqueza y la calidad de vida de todos los habitantes del país; de identificar las oportunidades que, cual piñata, penden sobre nuestras cabezas y a veces ni nos percatamos; de diseñar estratégicamente el rumbo a seguir para revitalizar nuestros compromisos con la paz, la naturaleza, la justicia, la educación y la salud del pueblo. Nuestra auto-imagen repercute en nuestra actitud.

Hay un principio fundamental en la gestión de promoción de inversiones: la empresa que no se instale en su país se instalará en algún otro. Lo mismo podríamos decir del turista. Eso, para un país como el nuestro, son buenas noticias, porque podemos ser selectivos en atraer empresas que nos enriquezcan como nación y que representen oportunidades de trabajo para nuestros jóvenes.

Lo que nos fue dado. Dentro de los rasgos que hacen a Costa Rica única, iniciaría por mencionar las que son propias de la geografía de un país tropical, localizado a sólo nueve grados latitud norte de la línea del ecuador, bañado por dos océanos y con altitudes que van desde cero hasta 3820 metros sobre el nivel del mar, en un territorio de poco más de 50.000 kilómetros cuadrados. Esa diversidad geográfica implica múltiples microclimas óptimos para diversos gustos turísticos o posibilidades agrícolas. También, para la selección de diferentes zonas residenciales. Es muy diferente vivir en Cahuita que en Tierra Blanca o en Naranjo. O visitar el Poás, el Reventazón o Sámara.

Hemos sido dotados de un riquísimo clima. En nuestro país, nadie muere de frío en invierno y nadie muere de calor en verano. Convivimos con una exquisita biodiversidad en plantas, animales, hongos y demás microorganismos. Eso nos convierte en un país de enorme potencial turístico y científico.

Hemos sido dotados de un abundante recurso hídrico. Desde mantos acuíferos de agua potable en las montañas aledañas al imponente Valle Central, hasta múltiples torrentes de ríos que nacen en las montañas y desembocan en el mar. Eso nos ha dado ecosistemas muy ricos en flora y fauna a lo largo de estas cuencas, así como la posibilidad de interrumpir algunas de ellas para la generación hidroeléctrica. Finalmente, el contar con 1500 kilómetros de costa a pesar de nuestro pequeño tamaño es una enorme fortuna. Esto representa ventajas comerciales, turísticas, alimenticias y energéticas de gran potencial.

Lo heredado. Algunas otras virtudes las hemos elegido, gracias a la visión de nuestros líderes políticos. Por ejemplo, la buena cobertura en salud y educación públicas. Somos una rareza en el mundo por haber instituido esos principios hace tanto tiempo a pesar de lo pobres que éramos entonces.
Hemos elegido la conservación ambiental y el desarrollo del conocimiento especializado, así como elegimos la desmilitarización hace más de seis décadas. Nuestra sólida Constitución Política consagra, además, la libertad, la democracia y el estado de derecho como valores para mejorar la coexistencia pacífica entre nuestra gente y con nuestros vecinos.

Oportunidades inexploradas. Hay algunas oportunidades que aún no aprovechamos. Por ejemplo, el mejoramiento de la salud promoviendo estilos de vida saludables para el individuo y sus comunidades. No me explico por qué tenemos más muertos en carreteras que deportistas internacionales. Deberíamos fomentar más atletas de talla internacional como Nery Brenes, Andrey Amador o Leonardo Chacón. Deberíamos ser, frecuentemente, campeones mundiales de surf y de ciclismo de montaña, también de kayak en río y de múltiples otros deportes que se pueden practicar en nuestro país cualquier día del año.

Contamos con un enorme potencial para la generación de energías limpias, renovables, y que nos impulsen hacia la ética de la sostenibilidad y la restauración ambiental. Nuestro diminuto territorio tiene nueve volcanes activos. Australia y Brasil, casi 200 veces más grandes que nosotros, no tienen ninguno. La geotermia debería ser el camino a seguir para algunas zonas del país. En otras zonas, la fuerza del viento tiene vocación para generar energía eólica. Nuestras dos costas tienen oscilaciones en mareas que son propicias para generar energía por medio de estos masivos movimientos de agua que suceden naturalmente todos los días. Finalmente, la cercanía con el ecuador implica abundancia en horas de sol al año para la generación de energía solar.

Esto nos ha sido dado, pero requeriremos de gobernabilidad, madurez política y liderazgo al tomar las decisiones necesarias para aprovechar estas riquezas latentes.

Oportunidades por elegir. Algunas otras oportunidades requieren de más trabajo porque debemos generarlas. Por ejemplo, la sensibilidad cultural que nos permite coexistir en nuestro territorio entre comunidades y personas de diferentes nacionalidades, es algo en lo que podríamos recibir más educación para sacarle mayor provecho al intercambio cultural que ocurre en nuestro país tantas veces cada día. Podríamos aprovechar para aprender nuevas lenguas o formas más eficientes de ejecutar tareas y gestiones. Eso sólo nos hará más ricos como sociedad.

Otra oportunidad que debemos elaborar es la estandarización de nuestra capacidad innovadora, resultado de la sinergia entre educación y libertad en un escenario de paz. Si nuestra educación se deteriora, si la deserción estudiantil aumenta, si se le restringe a los jóvenes la libertad de participar en experiencias enriquecedoras, o si se nos reducen los espacios de paz en nuestras comunidades, estaríamos reduciendo la oportunidad de generar valor y riqueza por medio de la investigación, el desarrollo y la innovación científica, social y mercantil. Esto quiere decir que, para sacarle el mejor provecho, debemos asegurarnos de que nadie se quede sin terminar el colegio; que haya ayuda financiera para el que quiera estudiar más allá; que haya más espacios de interacción constructiva en universidades, recintos públicos, escenarios deportivos, recreativos y religiosos; que aumente la percepción y la realidad de la seguridad que siente la ciudadanía. Esta oportunidad depende de todos.

Estas características me sirven para narrar, en dos minutos, la imagen-país de Costa Rica que quiero compartir cuando hablo con gente en algún lugar del mundo. No me resulta difícil explicar que Costa Rica es Pura Vida, y nunca desaprovecho la oportunidad de traducir que esta “rica costa es vida pura.”

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